Uno de los grandes objetivos que nos habíamos planteado antes de comenzar el viaje, era el de tener la oportunidad de poder fotografiar al mítico quetzal, ave emblemática y mítica en la América precolombina. Fue esta la razón que nos llevó a visitar el parque nacional los quetzales. Habíamos leído que este era el lugar donde más posibilidades tendríamos de poder observarlos.
Lo cierto es que efectivamente, la elección del parque no nos defraudó. Fueron dos las mañanas que dedicamos a intentar verlos en su ambiente natural y en ambas ocasiones pudimos disfrutar de su presencia. Cierto es que fue el segundo día cuando tuvimos la suerte de que unos de los machos adultos, tuviera a bien posarse en un árbol relativamente próximo y con bastante buena luz.
Aquí os dejo unas muestras de este delicado y bellísimo ave que colmó todas las expectativas que en él teníamos depositadas
Declarado parque nacional en Julio de 2005, El Parque Nacional Los Quetzales tiene la distinción de ser el más recientemente incluido en el extenso sistema de parques de Costa Rica. El parque abarca lo que antes era la Reserva de Los Santos, que se extiende por 5.000 hectáreas, tres tipos de bosque tropical, y catorce diferentes ecosistemas. Ubicado a gran altitud (entre 2.000-3.000 metros) a lo largo de la cordillera de Talamanca, la mayor parte del parque está cubierto de bosque nuboso y protege un hábitat crucial para un número de especies vegetales y animales.
El terreno del parque varía ampliamente de las montañas a los lagos, desde los bosques nublados hacia las selvas tropicales, de los ríos a los arroyos, hay un poco de todo en este parque. La mayor parte del parque se extiende a ambos lados del río Savegre, que se origina en el Cerro de la Muerte y desemboca en el Océano Pacífico, cerca de Manuel Antonio. Los árboles de roble y ciprés crecen en las partes más altas, y una parte significativa del parque está cubierto de árboles de aguacatillo, que es pariente del aguacate y una de las comidas favoritas del quetzal.
Hembra de quetzal